Loma de Cabrera, Dajabón – Lo que parecía una noche más en el sector El Tanque, en Loma de Cabrera, terminó convertido en una escena de terror. Cinco personas perdieron la vida y otras dos resultaron heridas en un confuso y violento tiroteo ocurrido el pasado sábado, presuntamente vinculado a disputas entre grupos del narcotráfico.
Uno de los sobrevivientes, José Manuel Caraballo, conocido como “El Ñato”, habló desde su lecho de recuperación para contar su versión de los hechos.
Con voz temblorosa, relató cómo el sonido de las balas interrumpió lo que él describía como una simple visita para cuidar a un hombre al que llamaba con cariño “mi papá”.
“Estaba allí solo para acompañarlo… cuando de repente escuchamos ‘¡no se muevan, militares!’. En ese momento me puse delante de él, dispuesto a entregarme si era necesario, solo para que pudiera escapar”, expresó con emoción contenida.
Pero lo que pensó que era una intervención policial, pronto tomó un giro aterrador.
“Cuando vi que disparaban sin más, que no era una redada sino un ataque, supe que no eran policías. Me tiré por una barranca y fue entonces cuando me alcanzaron los tiros… me dispararon por la espalda mientras huía”, narró Caraballo.
Con dos impactos de bala —uno en el costado derecho y otro en el brazo izquierdo— logró cruzar el río Masacre y pedir ayuda. Un residente de la zona lo auxilió hasta que pudo ser trasladado a un centro médico.
Entre las víctimas mortales identificadas se encuentran Franklin González —el hombre a quien Caraballo se refería como su figura paterna—, Ángelo Liriano Marte e Israel Franco Profhete.
Otros dos cuerpos aún no han sido identificados oficialmente; uno de ellos fue encontrado flotando en el río Masacre.
Según los primeros reportes, los agresores podrían haber venido desde los sectores de El Carrizal, El Pino y otras zonas cercanas.
Las autoridades presumen que el ataque fue producto de un enfrentamiento entre grupos rivales por el control de puntos de venta de drogas.
Las labores de rescate e investigación se vieron entorpecidas por las fuertes lluvias de la noche, que provocaron la crecida del río e impidieron el acceso inmediato de las autoridades al lugar.
No fue hasta el día siguiente que miembros de la Policía Nacional y del DICRIM lograron ingresar para iniciar el levantamiento de evidencias.
El caso continúa bajo investigación, mientras la comunidad de Loma de Cabrera intenta digerir lo ocurrido y las familias de las víctimas enfrentan el dolor de una pérdida repentina, en medio de un conflicto que sigue cobrándose vidas.