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Padre de joven diplomática fallecida en colapso de discoteca aún lucha con su pérdida: «Mi estrella se apagó»

San José de las Matas, República Dominicana. — Bajo la sombra de una mata de mango en la comunidad rural de El Rincón, Luis Alberto Pujols revive una y otra vez los últimos días junto a su hija, Yokairy Pujols Martínez, una joven diplomática que perdió la vida en el colapso del techo de la discoteca Jet Set, en Santo Domingo.

A más de 50 días de la tragedia, su dolor sigue tan intacto como el recuerdo de la sonrisa de Yokairy. “Ella era mi estrella, la que me alumbraba el camino.

Yokairy Pujols Martínez
Luis Alberto Pujols junto a su fallecida hija Yokairy Pujols Martínez

No me resigno a no escuchar su voz”, expresa con voz quebrada, mientras sostiene el celular con el mensaje de voz que su hija le envió horas antes de morir: “Bendición, papi. ¿Cómo amaneció?”

Con tan solo 32 años, Yokairy se había forjado una carrera ejemplar en el servicio exterior.

Graduada con honores en Relaciones Internacionales y con una maestría en Diplomacia y Servicio Consular, trabajaba en la Embajada de Guatemala en el país, y soñaba con representar a la República Dominicana como embajadora.

Yokairy Pujols Martínez
Yokairy Pujols Martínez

“Ella me decía que algún día me iba a llevar a conocer el mundo. Que iba a cumplirme ese sueño. Y ahora el sueño se me quedó en las manos”, relata su padre, agricultor de toda la vida.

La noche en que perdió la vida, Yokairy asistía a un evento musical junto a su tía Sofía Martínez, quien había llegado recientemente desde España tras siete años sin poder visitar su tierra.

Ambas murieron cuando el techo del establecimiento colapsó de forma repentina.

Entre las víctimas también se encontraba la hija de una amiga de Sofía, quien logró sobrevivir pero quedó con lesiones permanentes.

Yokairy Pujols Martínez

Yokairy dejó a tres hijos: una niña de 13 años y dos varones de 7 y 4. Su hermano menor, Huandel, quien vivía con ella en Santo Domingo, recuerda su compromiso con la educación y su deseo de superación. “Ella era ejemplo para todos.

Quería hacer algo grande por su país, y lo estaba logrando.”

Luis Alberto termina con una frase que se le hace nudo en la garganta: “Ni la muerte de mis padres me dolió como esto. Ella era todo lo que tenía. Pura dulzura, sin maldad.”