LA VEGA.– La mañana comenzó con sobresaltos en la avenida Pedro Rivera, donde dos agentes de la Policía Nacional resultaron gravemente heridos en medio de una persecución que terminó en tragedia. Iban en motocicleta, dando seguimiento a un sospechoso.
Minutos después, sus cuerpos yacían en el pavimento, entre el caos del tránsito y la desesperación de los testigos.
El accidente, que involucró al menos cuatro vehículos, se produjo cuando una camioneta realizó una maniobra brusca justo al cambiar el semáforo.
Ese solo instante bastó para desencadenar el impacto: los agentes fueron lanzados al suelo y, según testigos, uno de ellos fue arrollado por un automóvil que venía detrás.
“Yo venía cruzando y vi cuando la camioneta les cerró el paso… uno cayó y el carro de atrás le pasó por encima”, narró un testigo, aún conmovido por lo que presenció.
No conocía a los policías, pero su voz reflejaba la impotencia de ver a alguien luchar por su vida sin poder hacer nada más que llamar al 9-1-1.
Los paramédicos llegaron rápido. También varias unidades policiales. Uno de los agentes no se movía; el otro, con esfuerzo, intentaba incorporarse. Las sirenas comenzaron a sonar, no como parte de la rutina, sino como grito de auxilio.
Ambos fueron trasladados de urgencia y permanecen ingresados, luchando contra las lesiones sufridas. Hasta el momento, no se ha revelado su identidad.
Según informó el capitán Almonte, los uniformados respondían a una emergencia al momento del accidente. Sin embargo, el conductor de la camioneta implicada abandonó la escena, dejando más preguntas que respuestas.
Las cámaras de vigilancia de la zona serán clave para entender qué ocurrió realmente. Mientras tanto, en la jefatura y entre compañeros de patrulla, la preocupación es palpable.
No se trató de una simple colisión. Fue una misión que se convirtió, en segundos, en una escena dolorosa.
Dos agentes salieron a cumplir su deber. Hoy, uno de ellos lucha por volver a caminar. El otro, por seguir con vida.
