El Bronx, Nueva York – Las aguas del río Bronx devolvieron una verdad devastadora este martes en la madrugada: fue hallado sin vida el cuerpo del pequeño Montrell Williams, de apenas dos años, tras casi un mes de intensa búsqueda.
Un hallazgo que congela el alma
El cuerpo fue recuperado cerca de la autopista Bruckner, en la misma zona que desde el inicio concentró las sospechas de los investigadores. Según la policía, ese habría sido el lugar donde su propio padre lo lanzó la noche del 10 de mayo.

La escena fue dolorosa. Equipos de rescate y oficiales permanecieron en silencio mientras retiraban el cuerpo, rodeados por el pesar que ha marcado todo este caso.
Una visita que terminó en tragedia
Montrell desapareció durante una visita de custodia con su padre, un joven de 20 años, en el vecindario de Hunts Point.
Ese encuentro debía ser breve, como lo establecía un acuerdo legal. Pero el niño nunca regresó con su madre, una joven de 17 años, residente en la zona de Melrose.
Desesperada, la madre acudió a la policía al notar que su expareja no ofrecía explicaciones claras. Las autoridades activaron entonces un operativo de búsqueda que se mantuvo por semanas, sin descanso.

El padre bajo investigación
Desde los primeros días, la policía centró su atención en el padre del menor. Fue citado a la Corte Familiar del Bronx, pero se negó a colaborar y fue detenido.
Aunque el caso ya estaba bajo la lupa judicial, no fue hasta ahora que la búsqueda concluyó con la peor noticia.
Las autoridades confirmaron el hallazgo, pero han evitado revelar por ahora las condiciones exactas del cuerpo ni los siguientes pasos legales.

Dolor y exigencia de justicia
Este descubrimiento no solo cierra una etapa de incertidumbre para la familia, sino que abre una nueva fase legal, mucho más compleja.
La comunidad del Bronx, que siguió con angustia cada avance del caso, exige respuestas, justicia y acciones concretas para proteger a los niños en entornos de vulnerabilidad.
El caso continúa bajo investigación. Mientras tanto, el nombre de Montrell ya se convierte en símbolo del llamado urgente a revisar los sistemas de protección infantil.