A los 12 años, le pedí a Dios una mujer buena, y me envió un ángel para acompañarme durante mi estadía en la tierra. Ella es mi fanática número uno, alguien que vive y respira por mí. Soy la luz de sus ojos, y me lo ha demostrado una y mil veces. Sé que soy lo que ella más ama.
Nunca he publicado ni expuesto a mi esposa a las redes sociales, pero hoy siento la necesidad de dar fuerzas a aquellas parejas que están pasando por momentos difíciles. En mis épocas de locura y cuando me sentía como un «Superman», ella era la única que me decía: «Dios te ha dado todo, piensa en lo único que realmente tienes: tu familia. En tu hogar se te ama, se te respeta. Eres un hombre fiel, porque yo lo sé, pero eres más leal a tus amigos que a tu propia familia.»
Esas palabras me llegaron al alma. Desde hace un año, decidí vivir plenamente para mi esposa y mis hijos. No cambies, Alba. No te dejes influenciar por nadie, porque tu esencia y amor por Dios son lo que nos han llevado al éxito. Tú estás logrando algo increíble: enderezar un animal de la selva como yo. Siempre consulta con el creador del cielo y la tierra antes de tomar decisiones.
Te amo, Alba. No soy perfecto, pero si de algo estoy seguro, es que daría mi vida por ti. Estoy dispuesto a morir ahora mismo por ti. Me has dado amor, respeto y lealtad incondicional durante estos 20 años, y espero que duremos toda la vida. Sé que lo que sientes por mí va más allá de la palabra «amor».
TE AMO, MAMI.